viernes, 17 de noviembre de 2017

El Gigante Vasco


El gigante vasco: drama de una enfermedad convertida en espectáculo

En el siglo XIX se conoció en Altzo, un pequeño municipio de la provincia de Guipúzcoa, el personaje de Miguel Joaquín Eleicegui. Esta personalidad era conocida en el pueblo por ser la persona más alta, un gigante de casi dos metros y medio de estatura que sufría acromegalia, enfermedad desconocida en esa época. El gigante de Altzo se convirtió en un mito, un negocio, un espectáculo, al exhibir su “monstruosidad” a los vecinos de los pueblos cercanos.
 

 

Y esta es la película que hicieron sobre el.


Se estrena por fin en nuestras pantallas la película Handia, que cuenta la historia de Mikel Jokin (Miguel Joaquín) Eleizegi Arteaga, un personaje que a mediados del siglo XIX fue conocido como el Gigante de Alzo. Nacido en 1819 en la localidad guipuzcoana de Alzo, padecía acromegalia, una enfermedad causada por un defecto de la glándula pituitaria que provoca una secreción excesiva de la hormona del crecimiento.
Mikel llegó a pesar 212 kilos y a medir 2,27 metros de estatura. Por ese motivo, y dado que en aquellos tiempos eran muy populares las ferias en las que se exhibían los llamados fenómenos humanos, un empresario local le propuso al padre del muchacho contratar a su hijo para un espectáculo de esa índole. Como curiosidad, hay que destacar que aún se conserva el contrato que se firmó en aquella ocasión en el que se especifica que, entre otros derechos, Mikel debía tener libertar para acudir a misa a diario.
La primera exhibición se realizó en Bilbao y, rápidamente, se convirtió en un personaje muy popular. Tanto que llegó a ser presentado a la reina Isabel II e inició una gira que le llevó por varios países europeos, entre ellos Francia e Inglaterra. Desafortunadamente, Mikel murió muy joven. Falleció de tuberculosis a los 43 años y, pese a su "éxito", parece ser que no fue un hombre feliz, ya que le atormentaba su anomalía física y se describía a si mismo como un aborto de la naturaleza. Posteriormente, su tumba fue saqueada y sus restos fueron robados, presumiblemente para venderlos a algún coleccionista morboso.
Reproducimos aquí un fragmento de la deliciosa crónica que  un periódico de la capital de España publicó en 1851 con motivo de la visita del gigante vasco a la corte madrileña: "Otra de las recientes novedades es la llegada del gigante Joaquín Eleicegui á la corte de España, después de haber recorrido las extranjeras. No es esta sin embargo la primera vez que nos visita el Goliat guipuzcoano; y si mal no recordamos, en 1843, siendo todavía muy pollo, aunque espigadito
ya, hizo admirar á los madrileños sus colosales dimensiones".

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